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CÓMO EMPEZAR A LEER A LOS NIÑOS

Conviene empezar cuanto antes, desde la maternidad ya es aconsejable que el futuro lector esté rodeado de palabras.
No importa que, en esos primeros momentos, no las pueda entender, con tal de que formen parte de ese mundo de onomatopeyas, exclamaciones y susurros que le une a su madre y que tiene que ver con la dicha. 


Palabras día y noche
Por eso los adultos deben contarle cuentos, y sobre todo, leérselos. Es importante que el futuro lector aprenda a relacionar desde el principio el mundo de la oralidad y el de la escritura. Que descubra que la escritura es la memoria de las palabras, y que los libros son algo así como esas despensas donde se guarda todo cuanto de gustoso e indefinible hay a nuestro alrededor, ese lugar donde uno puede acudir por las noches, mientras todos duermen, a tomar lo que necesita. 
A estas alturas habrá hecho un descubrimiento esencial, que existen palabras para el día y palabras para la noche. 
Las palabras del día tienen que ver con lo que somos, con nuestra razón, nuestras obligaciones... y las de la noche, con la intimidad, con el mundo de nuestros deseos y nuestros sueños. 

El futuro lector, en suma, debe ver libros a su alrededor, saber que están ahí y que puede leerlos, pero nunca sentir que es eso lo que todos esperan que haga.


El rubor en las mejillas de una madre, mientras permanece absorta en el libro que tiene delante, es la mejor iniciación que ésta puede ofrecer a su niño al mundo de la lectura.


Jardín secreto
Los libros son como aquel jardín secreto del que hablara F. H. Burnett en su célebre novela homónima: No basta con saber que están ahí, sino que hay que encontrar la puerta que nos permite entrar en su interior. Y la llave que abre esa puerta nos tiene que ser entregada azarosamente por alguien. 
En la novela de F.H. Burnett es un petirrojo quien lo hace, y gracias a ello la niña puede visitar el jardín escondido. 
No olvide, en definitiva, que el cuento más necesario, y por el que seremos juzgados, es el que contamos sin darnos cuenta con nuestra vida.




"La lectura no es una materia académica, sino una función neurológica.
La habilidad para leer es única a los seres humanos. Es una de las habilidades más sofisticadas del cerebro humano".

 

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CÓMO ENSEÑAR A LEER Y A ESCRIBIR (#Padres)

Muchos padres desean animar la lectura y la escritura en sus hijos. ¿Te contamos el secreto?  

Un ambiente lector favorece la adquisición de la lectura y la escritura, el contacto constante con libros y personas lectoras estimula el niños el deseo de aprender a leer y luego a escribir.




Los padres constituyen el primer referente lector para sus hijos. 

Si desean que profesionales de la educación formen en sus hijos buenos hábitos  de estudio, escríbanos, le tenemos la solución. 

En "Excelencia" Centro Integral Psicopedagógico enseñamos a sus hijos a leer en un mes. 


CONSEJOS PARA ENAMORAR A TUS HIJOS DE LA LECTURA

"Para soñar no hay que cerrar los ojos, para soñar hay que leer" 

Y para que nuestros hijos sueñen tenemos que ayudarlos y motivarlos a leer.
La lectura es fundamental para el aprendizaje, pero no solo eso. Leer nos abre puertas a mundos que nunca hubiéramos imaginado y por algo se dice que para viajar solamente hay que abrir un libro.

En estas época de bombardeo de contenidos digitales, pareciera que los niños quieren ver cualquier cosa menos las páginas de un libro. Que un niño tome algo impreso y se ponga a leerlo por su propia iniciativa es siempre emocionante y una actitud que todo padre quisiera ver en sus hijos. No obstante, este es un momento en el que los padres tenemos un reto mayor cuando se trata de inculcar hábitos de lectura en los niños.

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), los niños que leen por placer tienen un mejor rendimiento académico. Leer, además, hace que su creatividad se active. La lectura aporta habilidades para el resto de la vida y facilita que se forme un pensamiento crítico y libre. 

Acciones para que los niños se apasionen por la lectura desde recién nacidos:

  • Lee para ellos desde que son muy pequeños
Y cuando digo muy pequeños, es desde las primeras semanas de nacido. De acuerdo con kidshealth.org, leer a los bebés desde edades tempranas desarrolla su sentido de la comunicación, la audición, su vocabulario, además de que empieza a aprender sobre conceptos básicos como colores y figuras geométricas. Sin embargo, lo más importante es que de esta manera se crea un hábito en torno al vínculo afectivo con los padres y la lectura. Es el primer paso para que los niños sientan amor por los libros.
  • Que lean, ¡lo que sea! 
La caja del cereal, una revista, un cómic, el papelito de la galleta de la fortuna… Si quieren saber qué dice ahí, déjalos que lo averigüen por sí solos. Dependiendo de la edad puedes ayudarlos, sin embargo lo importante es despertar su curiosidad para que sientan la motivación de descubrir lo que dice un texto. Los cómics son en especial una buena manera de empezar pues los dibujos hacen que la lectura sea más fácil y divertida. Poco a poco irán mejorando su capacidad lectora y buscarán otro tipo de lecturas. Lo importante es que practiquen todo el tiempo.
  • No los obligues a leer
Esto no quiere decir que no hagas nada por que lean, si no que más que ponerlo como algo que se debe hacer a como dé lugar, logres animarlos con buenas prácticas. Ir a bibliotecas o librerías públicas en los que tengan acceso a muchos tipos de libros es una opción, pero también hay cosas que puedes hacer en cualquier momento. Por ejemplo, jugar juegos con ellos en la carretera a elegir una letra y animarlos a que encuentren palabras por el camino que empiecen con esa letra. Esto los llevará a leer más de lo que te imaginas.
  • Que ellos elijan sus lecturas
Encuentra los temas que más les gustan o emocionan y busca libros sobre el tema. En mi caso, mi hijo mayor está obsesionado con los videojuegos y me hace muchas preguntas sobre los mismos que yo no sé contestar. Encontré que en Kindle Unlimited hay muchos títulos en español sobre el tema y ya mi hijo está practicando la lectura al tiempo que se informa sobre el tema que más le gusta. Hay muchos tipos de personalidades y hay libros para cada una. Una buena idea es dejarlos elegir sus libros.
  • ¡No dejes de compartir con ellos los momentos de lectura!
Aunque ya sean “grandes” y sepan leer, seguir leyendo para y con ellos por las noches mientras los abrazas es un hábito que no se debe perder. Revisiten libros de cuando eran más pequeños y les gustaban mucho, lean poesía, incluso pueden tener una novela especial que lean juntos y en el que vayan avanzando una vez a la semana, por ejemplo. No olvides que lo más importante para que tus hijos lean es que te vean leyendo y que vivan en una casa en donde se lee.

                                                                                                                                 Por: Adriana Vera

LA IMPORTANCIA DE LEER


La Lectura abre tu mente a conocimientos maravillosos, 
es como la luz para tu ojos...

Descubrirás historias extraordinarias, personajes fantásticos...

Comienzas con un libro y luego no te detienes...

TÉCNICAS PARA FORMAR LECTORES DESDE PEQUEÑOS

Conociendo que el hábito de la lectura es útil para la vida académica y, 
por supuesto, para su desarrollo intelectual; 
los padres procuran este hábito lector en sus hijos.




¿Cómo lograrlo?

La lectura no se limita a la decodificación de frases o textos escritos. La lectura es interpretación de símbolos de todos tipos. Un bebé puede leer el estado de ánimo de su mamá interpretando sus gestos y entonación de voz; un niño puede leer, interpretar o imaginar historias “leyendo” imágenes. 
La lectura, entonces, es interpretar significados a partir de estímulos visuales (como los textos escritos), pero también audiovisuales, auditivos, gustativos, olfativos y táctiles. ¡En especial con los bebés!, quienes se valen de todos sus sentidos para ordenar y percibir su entorno. Siendo así, la lectura se puede empezar desde que el bebé es un recién nacido, y entre más temprano se empiece a familiarizar con la lectura, mejor.
La lectura empieza con el reconocimiento del libro como objeto lúdico.
Durante los primeros meses de vida, es importante permitir a los niños jugar con los libros, aunque esto signifique que los doblen y babeen. Por supuesto, no vamos a prestarles cualquier libro, sino uno especial para que 
1ro. No se lastimen al jugar, 
2do. Puedan tener tener diversas experiencias táctiles y 
3ro. Aprecien las diferencias entre colores. 
Para esto existen libros de tela y de plástico, ideales para bebés que todo se lo llevan a la boca. Hay libros en forma de almohada, de peluches, de acordeones… de todo tipo. Lo que predomina en ellos son figuras geométricas, colores vivos, materiales que se sienten diferente al tacto y poco o nada de texto. La clave aquí es que el bebé vaya percibiendo al libro como algo que puede ser suyo y, sobre todo, algo que está hecho para divertirlo. 
Los libros son para jugar y para divertirse, primero, y para aprender, después.
En esta etapa, te recomiendo que todavía no pretendas contarle historias completas al bebé, pues su lapso de atención se limita a unos pocos segundos y todavía no puede retener mucho en su memoria. Para acompañarlo en la lectura de estos libros, solo señala y nombra los objetos que aparezcan en él, para que tu bebé poco a poco los identifique. Dile cosas como “¡mira! ¡un perrito!… ¡un triángulo!, cosas por el estilo.
Si tu bebé tiene menos de 3 meses, te recomiendo comprarle libros con imágenes en blanco y negro, o libros donde predominen los colores primarios, pues recuerda que durante las primeras semanas de vida tu bebé apenas está aprendiendo a usar sus ojitos, y los colores más perceptibles para él son el negro, el blanco, los grises y el rojo.
Después la lectura es con base en imágenes.
Una vez que tu bebé haya desarrollado un poquito más su motricidad fina y que haya mitigado su impulso por llevarse todo a la boca, será el momento de adquirirle libros de pocas páginas, hechas de cartón. A partir de los 7 meses, tu bebé estará preparado para una lectura “más avanzada”. Ahora podrás conseguirle libros resistentes de cartón, de no más de 10 páginas, para que juntos, tú y él, puedan “leer” las imágenes. Ahora la lectura no se limitará a colores, figuras y sensaciones, sino que ya podrá incluir una secuencia de eventos o acciones. Puedes conseguir libros donde un personaje tenga un problema que se resuelva casi inmediatamente a lo largo de pocas páginas, esto porque, aunque el lapso de atención de tu bebé será mayor, este aún se limita a no más de dos o tres minutos. Así, la lectura de libro tendrá que seguir siendo rápida, pero ahora puedes agregar frases un poco más completas: “Mira, a la niña se le perdió su perro… Buscó en el clóset y no lo encontró… Buscó en el patio ¡y ahí lo encontró!”.
Poco a poco, tu bebé irá aprendiendo que las acciones se dan en secuencia y que estas tienen consecuencias; además irá adquiriendo frases y palabras que remiten al espacio y al tiempo. Con esto podrá ir percibiendo un orden y generando expectativas, del tipo “una acción lleva a otra”. Poco a poco, conforme pasen los meses, podrá ir leyendo junto contigo historias donde los personajes enfrentan problemas un poco más complejos y un poco más largos. Tú irás notando cuándo tu hijo estará listo para más y más.
En esta etapa se recomienda la lectura improvisada y espontánea. Muchos libros de cartón y plástico vienen ya con frases de texto, pero todavía no te comprometas con ellas. Cuenta el cuento prefiriendo palabras que tu hijo ya conozca y con frases que le sean fáciles de comprender. Puedes incluso contarle una historia diferente usando el mismo libro, solo inspirándote en las imágenes. ¡Que no te dé pena simular las voces de los diferentes personajes! Así será más entretenido.También puedes invita al niño a que él te lea el cuento a ti. Muchas veces él querrá repetir lo que tú ya le contaste, pero otras veces tratará él de crear su propia historia. Todo se vale. Hagas lo que hagas, procura formular preguntas a tu hijo para involucrarlo contigo en la lectura y para ver qué ha estado entendiendo de lo leído.
Los libros siempre deberán estar al alcance del niño.
Procura guardar los libros en un lugar que esté al alcance de tu niño. Si tu bebé ya gatea, guarda los libros en un librerito o caja que esté a la altura del suelo. Podrías después encontrar que tu hijo ve y usa los libros como si fueran cualquier otro juguete ¡y eso es muy bueno!
La lectura en voz alta siempre será la mejor estrategia.
Cuando tu niño sea mayor, notarás que su memoria ha mejorado cuando te reclame ¡que no has leído el libro igual que la vez pasada! Aquí ha llegado el momento de comprometerte un poquito más con el texto que viene escrito en los libros. También podrás darle libros de papel cuando notes que tu hijo podría tener más cuidado con las páginas. Ahora podrás leer respetando más la escritura del texto, tratando de lograr una voz melodiosa al ritmo de los signos de puntuación. A partir del año y medio, los cuentos con rimas y trabalenguas son especialmente atractivos.
El objetivo de leer con voz armónica y haciendo especial énfasis en las pausas que marca el texto con los signos de puntuación es que el niño se acostumbre a la entonación de la lectura y se prepare también para sus futuras experiencias de lectura en la escuela. Sobre todo, le generará expectativas sobre lo que es “leer como grande” y luego querrá aprender a hacerlo él también.
Leer es más divertido en grupo.
Leer en grupo también es divertido. Busca clubes de lectura para bebés en tu ciudad o centros culturales con bebetecas. Tu hijo podrá leer y socializar con otros niños futuros lectores. Al mismo tiempo irá reforzando la idea de que los libros son para divertirse y ¡para compartir!
Leer un libro por las noches es ideal. 
Con esta actividad diaria matas dos pájaros de un tiro: continuas fomentando el amor por la lectura y fortaleces los lazos afectivos entre padres e hijo. Trata de hacerlo diariamente; aunque resulte muy cansado para ti, pues los niños valoran mucho poder pasar unos minutos antes de dormir con la completa atención de sus padres. Precisamente porque sabemos lo difícil que es tener las energías para leer todas las noches, procura conseguir libros con cada vez más texto, pero que sigan siendo de pocas páginas, de forma que la lectura no te tome más de 10 minutos.
Lo importante es vincular la actividad de la lectura con la convivencia, la diversión y el amor. Si se tiene este concepto afianzado antes de que el niño entre a la escuela y deba empezar a aprenderse las letras, el gusto por la lectura “tradicional” perdurará y será más probable que, cuando crezca, tu hijo pueda ser un lector activo. Tu hijo estará consciente de que la lectura no es una actividad para fines pragmáticos, sino lúdicos. No se lee para estudiar y sacar buenas, sino para divertirse y disfrutar.
Fuente: Chicaetc

¿POR QUÉ ES BUENO LEER?